martes, 25 de febrero de 2014

Mundo paralelo.

Hay batallas en la vida que sólo se viven una vez, pero se viven tan intensamente, que dejan esas heridas de guerra imborrables en la piel, en las profundidades de nuestro más intimo "yo".
La realidad se afronta viviendo el día a día. Supongo, que te haces fuerte viviendo esas batallas.
Así que, besa en la mañana antes del primer café, descálzate y sal a la calle sin tus miedos, puedes seguirles y quedarte en el intento, o crear un mundo paralelo donde tú puedas hacerlo.

miércoles, 12 de febrero de 2014

De repente.

De repente en las alturas.
De repente en tu cintura.
De repente un beso.
De repente estos versos.

De repente, vivo en más poemas que en mi propio cuerpo.
Me he subido a trenes con destinos donde, supongo, nadie me esperaba. Pero nunca bajé. Nunca supe hacerlo.
De repente, mi corazón  pasa por más colores que gamas tiene un círculo cromático.
Y fue entonces cuando, de repente, fui la piedra donde tropezabas, que no supo bajar del tren. Pero, esta vez no se equivocó de parada. Y aquí estamos, tu y yo, sentados en un mismo vagón.

De repente, ya no tengo miedo a los trenes, desde que viajas conmigo.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Bonitas contradicciones.

Me gustaría regresar a los atardeceres de Nerja, esos crepúsculos que inundaban mil miradas de una sensación que parecía que hechizaba, que hacían parecer tu piel aún más dorada y bronceada , haciéndote aún más bello.
Me gustaría volver a tu cama, esa cuya almohada impregna mi pelo de un aroma que incluso me atrevería a decir que puedo saborear;
un aroma sincero;
un aroma en el límite entre lo más dulce y lo más agrio;
entre lo más suave y lo más áspero;
entre lo sutil y lo violento, lo severo.
Me gustaría regresar a todos los mágicos lugares que hemos recorrido de la mano, a todos los maravillosos paisajes que nuestras pupilas han visto análogamente... 
La Mezquita en una tarde de primavera;
el Bulevar un abril lluvioso;
o la judería en un cálido domingo.
Me gustaría escalar hasta la cima de tu boca, para luego descenderte lento, muy lento. Tan lento que parezco retroceder para tomar el impulso que me lleve de nuevo a tus labios. Tus labios, en los que suelo perderme y encontarme a mí misma;
donde encuentro el punto de inflexión entre la locura y la cordura;
en los que espero y desespero;
en los que nado y me ahogo; 
en los que respiro y suspiro;
subo y bajo;
vivo y muero, y otras bonitas contradicciones.

Perdona si te digo que me contradices, pero ya sabes que eso de la estabilidad se lo suelo dejar a los muebles. Así que por ello, te doy mi más sentido bésame.

lunes, 3 de febrero de 2014

Indecisión, o no.

Me pregunto si algún día las distancias eternas se podrán salvar. Si las personas pueden resucitar. Si se puede amar sin corazón. Ver sin pupilas, o desde las pupilas de otros. Si es posible besar sin labios.
A menudo, me pregunto si los finales son siempre comienzos. Si se puede parar el tiempo.

Dudo de si se puede despertar de un sueño sin haber estado durmiendo.Si la lluvia puede convertirse en poesía, como hoy, que es ella la que me inspira. Si las lágrimas pueden ser dulces. Si existe la libertad plena. Si es posible dejar de respirar sin asfixiarse. Volar sin alas.
Si existe el destino, o tan sólo el azar.

Quizás, todo esto que me pregunto, me cuestiono, todo esto que se me escapa, dependa de la suerte, del azar. Los seres humanos tienen miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte, asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control. O, ¿quizás no? Quizás los más seguros conocen su destino y hacen depender todo de sus actos.
Tal vez me pregunte todo esto porque soy, por naturaleza, indecisa, porque pienso que todo depende de la suerte, del talento. Del talento para tener suerte. O puede que mi destino ya esté escrito, en algún lugar no muy lejos de aquí. O quizás sí, lejos de aquí, muy lejos de aquí. Quién sabe. Lo sé todo y no se nada.

Como he dicho, soy indecisa. O, ¿tal vez no?

domingo, 2 de febrero de 2014

Boomerang.

Y, de nuevo, ocurre. Otra vez esa sensación que aflora. Más que aflorar siempre ha estado ahí... solo que viene y va. Por más kilómetros que se aleje, siempre regresa. Como un boomerang.

Y vuelta a empezar. Vuelta a las noches en vela, a la destrucción.
Vuelta al precipicio. A no dejarme caer cuando realmente vivo en esta caída libre. Cuando esta caída libre es mi hogar.
Vuelta a anclarme, encadenarme. A este caos incontrolable. 
Mi sitio es caer. Descarrilar.


Esta caída libre, que viene y va, es mi hogar.