lunes, 3 de febrero de 2014

Indecisión, o no.

Me pregunto si algún día las distancias eternas se podrán salvar. Si las personas pueden resucitar. Si se puede amar sin corazón. Ver sin pupilas, o desde las pupilas de otros. Si es posible besar sin labios.
A menudo, me pregunto si los finales son siempre comienzos. Si se puede parar el tiempo.

Dudo de si se puede despertar de un sueño sin haber estado durmiendo.Si la lluvia puede convertirse en poesía, como hoy, que es ella la que me inspira. Si las lágrimas pueden ser dulces. Si existe la libertad plena. Si es posible dejar de respirar sin asfixiarse. Volar sin alas.
Si existe el destino, o tan sólo el azar.

Quizás, todo esto que me pregunto, me cuestiono, todo esto que se me escapa, dependa de la suerte, del azar. Los seres humanos tienen miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte, asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control. O, ¿quizás no? Quizás los más seguros conocen su destino y hacen depender todo de sus actos.
Tal vez me pregunte todo esto porque soy, por naturaleza, indecisa, porque pienso que todo depende de la suerte, del talento. Del talento para tener suerte. O puede que mi destino ya esté escrito, en algún lugar no muy lejos de aquí. O quizás sí, lejos de aquí, muy lejos de aquí. Quién sabe. Lo sé todo y no se nada.

Como he dicho, soy indecisa. O, ¿tal vez no?

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